Era la primera vez en mi vida que a pocas horas de ir a un festival de estas características no estaba nervioso. Será el trabajo, las preocupaciones, la edad...y eso que llevo toda mi vida yendo a conciertos de todo tipo y he asistido consecutivamente al Electric Weekend y al Sonisphere desde el 2008, y siempre me pongo nervioso de la emoción. Claro, que a veces te llevas alguna decepción como la de Metallica en el 2008 (resarcidos con creces con Metallica 2012) y la de Soundgarden en 2012.
El caso es que no iba yo de ánimo al Auditorio Miguel Ríos en Rivas, escuchando en el coche el último de Fogerty (que lo normal habría sido llevar a tope el Indians de Anthrax o el Run to the Hills de los Maiden).
El recinto me gustó más que los dos espacios habituales en Getafe; uno, una incómoda explanada de asfalto con malos accesos y el otro un erial que hace necesario el uso de mascarilla de pintor para respirar.
El Miguel Ríos es un anfiteatro donde te puedes sentar en una grada a descansar y a la vez disfrutar de una buena vista del escenario, eso sí, un solo escenario y el recinto más pequeño; creo que caben algo más de la mitad que en otras ediciones (en esta cuentan que 28.000 personas humanas). Cosa que por otra parte se agradece, aunque en momentos puntuales (cuando acabaron los Maiden) se formaron las típicas colas para comprar comida y bebida (no obstante, estoy seguro que si contrataran a los camareros de los bares de la Plaza Mayor de Madrid la cosa iría más ágil; para la próxima que tome nota la organización. También hubo que pagar con dinero de verdad-sin duda un error- y no con el del Monopoly, como en anteriores ediciones-sin duda un acierto).
Este año fue solo un día, al día siguiente repetían en Barcelona.
Y en lo musical, pues solo puedo opinar de Newsted en adelante, ya que fue ahí cuando llegamos al festival. Y lo comento en orden de aparición.
NEWSTED: Sonido discreto pero nítido para la banda del anterior bajista de Metallica, buenos temas, claramente sonido y estilo de Metallica; moló, bailable y algún tema de la banda de referencia (como el Creeping Death). Buena puesta en escena por la energía a la que nos tiene acostumbrados Jason Nwested; un 7,5.
GHOST: no puedo opinar debido a la política de buenas formas del Blog. No evaluable.
IRON MAIDEN: empezaron de día, con demasiada luz, lo que deslució el gran escenario que trajeron, lleno de motivos del polo norte (Seven son of a seventh son), luego con la noche, buenas luces y pirotecnia acompañaron la música, pero nada de derroches que estamos en crisis. Aunque más bien hay que considerar que si bien en su día fueron innovadores, lo de la vanguardia multimedia no va con los Maiden; muy tradicionales y discretos aunque calidad. Hay algo en lo que siempre me fijo: el primer chorro de sonido, chupinazo o entrada del grupo, aquí fallaron un poco por potencia de sonido, pero estuvo bien sorprender al público con el Doctor Doctor de UFO y luego con el Moonchild. Le faltó fuerza; hay que empezar a tope (habría funcionado mejor comenzar con el Heaven can wait o con el Can I play with madness?, que sonó el tercero). El sonido, desde donde yo estaba (delante del todo pero fuera del Black Circle-lugar donde los que pagan más tienen más espacio y están más cerca del escenario) era bueno pero poco potente; un poco más sin llegar a reventar, habría sido mejor. De todas formas, imagino que con el viento que hacía, dependiendo de dónde estuviera cada cual, el sonido iría y vendría. Las guitarras se distinguían bien durante los solos y arreglos, las rítmicas bajas para mi gusto, faltó potencia de graves también. Dickinson como siempre, enorme, sin parar de correr, animar y encima canta de ópera. Uno de los valores de Madonna es que baila y canta a la vez, ya, pues lo de este perfecto frontman es de nota.
El set list para mi, perfecto salvo por la entrada. Tocaron clásicos principalmente (Run to the hills, 2 minutes..., 666, Iron Maiden...) e incluso con el The seven son of a seventh son (que suena progresivo) no aburrieron. Acabaron con uno de sus grandes y coreables temas (que la peña se sabe de pe a pa), Ferar of the dark, seguido de Iron Maiden. Acabaron el concierto con Running Free (me vino encima un sentimiento de nostalgia y bienestar, la infancia); ¡qué buenos!, y qué grandes temas, eternos los Maiden. En resumen, no defraudaron pero el sonido mejorable, para mi están arriba del todo en la escena Heavy Metal (no incluyo a Metallica y a AC/DC que juegan en otra liga en cuanto a directo se refiere). Un 9.
ANTHRAX: Ahí estaba yo, solo entre la humanidad (mis acompañantes descansaban en la retaguardia) en medio del torbellino humano mientras sonaban los primeros acordes arpegiados del Among the living; locura inmediata, buen sonido de salida (aunque una vez más pocos vatios). Todo nítido, desde la batería (quizá lo peor) hasta la voz. De vuelta con Joey Belladonna, el cantante más significativo de la historia del grupo, aunque hay quien opina que su marcha benefició al grupo, claro, que cualquiera se mide con John Bush. En fin, yo soy de Belladonna y para cante jondo escucho a Dio.
Bailé todo con ganas y de ahí mis heridas de las que sigo convaleciente (moratones y afonía). Me faltaba ver a uno de los 4 grandes, ¡los Anthrax!, estuve flipando un rato, como un adolescente enamorado. Tocaron , como dice mi amigo Javi Metal, igual que en el CD y con una energía propia del tipo de música que abanderan. Para mi el Among the Living fue el disco que me enseñó a bailar, la banda sonora del mosh y power pogo, y estaban tocando para mi. El set list fue corto pero excelente; clásicos del Among the Living, algo del State of Euforia (Antisocial), algo de lo último incluyendo una versión del TNT de los AC/DC (que va en su penúltimo LP) y Una nueva para mi, el In the End (con homenaje a su Alteza Real y divina personalidad, Dio y a otro ángel alado del Metal, Dimebag Darrel-RIP). Para mi todo lo que tocaron estuvo al máximo nivel (deben de ir al gym; se conservan en forma), pero hubo dos momentos en los que enloquecí: el primero con el Indians, que tiene la mejor parte mosh de la historia del género, y la segunda cuando empezaron el Rainning Blood de Slayer en homenaje al recientemente fallecido Jeff Hanemann. Cortaron para seguir con el I´m the man. En mi opinión, fueron los mejores del festival, pero claro, es que su música me gusta más por lo divertida y porque son trallazos continuos y directos que no te dejan parar y te obligan a botar. Charlie Benante parece un chaval, algo más mayor se ve a su sobrino Frank Bello, que se movió sin parar y tuvo buen sonido. Los riffs de Scott Ian siguen siendo precisos y su mano derecha parece una ametralladora que solo temblaría si se encontrase frente a frente con la de Mr. Hetfield. Al otro guitarrista no lo conozco, pero puedo decir que cumplió perfectamente su papel, en lo visual más discreto que el resto, sería por timidez o por el protagonismo que le corresponde en esta banda histórica llena de personalidades, aunque me hubiera gustado mucho ver a Dan Spitz. Sé que no es uno de los guitarristas conocidos por sus dotes y virtuosismo, sino por el grupo donde militaba, pero yo le considero uno de los buenos, ya que además de ser un virtuoso (no en plan Satriani ni Jeff loomins) imprimía carácter a los temas de Anthrax con sus punteos; tengo en la retina el solo de Protest and Suvirve de por vida. Conclusión, fiesta y calidad técnica de primer nivel. Un 9.
MEGADETH: Mejor sonido que Maiden y Anthrax, la batería impecable, buenos graves y agudos (lo único que el tipo que la lleva no me parece un baterista Thras Metal, podría hacer bueno; s a cualquier banda de los 80), de la guitarra y voz de Mr. Mustaine qué puedo decir, pues que no se le distingue bien; canta ratonero, estilo que le distingue, y su guitarra en exceso saturada de distorsión, pero es un maestro y con poco que gesticule llena el escenario. Chris Broderick inmenso (yo no echo de menos a Marty Friedman, porque este toca lo mismo) y el amigo y fundador Dave Ellefson, además de moverse como un elegante señor en escena, sonó nítido, potente y creando un colchón sonoro de graves potente y nítidos, pero no un colchón de viscoelástica, sino de muelles, frío y duro, no apto para todos los gustos, ya que robaba protagonismo al resto (creo que llevaba un bajo Jackson cuyo sonido me recordaba al Danny Liker de los Nuclear Assault y primer bajista de los antes mencinados Anthrax). La lista de temas tuvo de todo, clásicos de los 90, poco de los orígenes (Peace sells...) y eché en falta el In My Darkness Hour (temazo, y vaya letra más dolorosa), también el Anarchy in the U.K. hubiese resultado bien. La puesta en escena lo mejor del festival, 5 pantallas de vídeo, dos para aumentar su actuación y tres con vídeos e imágenes que acompañaban la música a la perfección. Eran de una nitidez y calidad artística inmejorables.La pantalla central, la más grande, hizo gala de lo último en vídeo arte. Había visto en otras tres ocasiones a los angelinos, y nada que ver en lo referido a espectáculo visual. En las anteriores ocasiones (Sonisphere 2010, por ejemplo) el espectáculo se reducía a una tela con su logotipo y luces sincronizadas. Esta vez se presentaron como una de las bandas más grandes del panorama metalero y del rock en general que ha habido y habrá. Con Megadeth no bailé, su música se disfruta de otra manera, pero durante el Symphony of Destruction se me movía el cuerpo solo. Excelente actuación en donde la selección de los temas habría subido mi nota, un 9.
AVANTASIA: creo que rondaban las 2:00 de la madrugada y mi cuerpo me pedía dormir al calentito; hacía viento y un frío del carajo, y el desgaste sufrido con las actuaciones anteriores hicieron que nos decidiéramos por la retirada, digna retirada. Pero ya que estábamos allí, le dimos una oportunidad a la banda que cerraba el festival. De ellos solo conocía el nombre y algo que había oído en la radio, pero que no captó mi atención; me reconozco un poco cerrado a la hora de descubrir cosas nuevas sobre todo dentro del género del metal melódico. Sin embargo desde el primer momento me sorprendieron gratamente; disfrutamos del mejor sonido de la jornada, tanto en potencia como en nitidez, todo en su sitio, y las voces definidas hasta tal punto que se entendía lo que se cantaban. también es cierto que practican un estilo con guitarras poco saturadas, lo que ayuda mucho a la labor de los técnicos de sonido. Cantantes salidos de la ópera rock y músicos de inspiración progresiva. Si bien no me gusta su tipo de música, en directo me encantaron, es la magia del directo. Bueno, hay grupos que lo pierden todo en escena, siendo un desastre sobre las tablas, o que su música es tan aburrida que ni miles de vatios captan la atención del respetable. Eran ocho almas sobre el escenario y salvo algún problema técnico de uno de los guitarras durante unos minutos, insisto, el mejor sonido del día. Ya con la ida de la Dama de Hierro se notó un bajón de público, que poco a poco fue dejando huecos hasta que, con el final de Megadeth, se pudo reducir hasta la mitad de los asistentes iniciales. Lo digo porque con el frío que hacía y el cansancio acumulado, los presentes durante el turno de Avantasia debían ser fieles seguidores de esa banda, y no les faltan motivos; buena puesta en escena y grandes temas. Pero nos rendimos ante los enemigos ya citados y no fuimos más allá de tres temas. Una pena no haber estado en mejores condiciones físicas. de cualquier forma, un 8,5.
Un año más nos captan mediante un gran cartel, con unos Maiden que no me canso de oír y ver, de Megadeth cuyo líder me atrae como personalidad y gran músico que es, y claro, por unos Anthrax que nunca había estado frente a ellos. Reconozco que también compré la entrada por ver a Danzing, que finalmente se cayó de la lista. Sin estos grandes nombres, que son marca de éxito asegurado, no sé si la gente compraría entradas desde el mes de febrero. Por ejemplo y en el sentido opuesto, si este año hubiesen repetido Matallica (que se vienen turnando con Maiden como cabezas de cartel) la convocatoria hubiera obligado a buscar otra localización para el evento, ya que a buen seguro se habría quedado pequeño. Pero a lo que iba, Si la organización no incluye reclamos de este nivel el Sonisphere no sería lo que es. Parece una tontería lo que comento, sugerir un cartel sin grandes estrellas, pero lo digo porque qué será de este tipo de festivales cuando cesen su actividad Metallica, Iron Maiden, Faith no More y Slayer, ¿serán relevados por Machine Head o At the Gates?, ¿convocarán a tantos?, no sé, tristemente ya no quedan tantos años para que ocurra (que yo les deseo una vida eterna), o se crearán franquicias como la de Thin Lizzy o productos como los actuales Deep Purple o Whitesnake, en donde sin desmerecer a los grandes músicos que figuran en su nómina, lo que importa es el nombre, la marca; sinónimo de calidad certificada, sinónimo de éxito comercial y negocio, sinónimo de Nike, Coca-Cola o BMW. Se podría dar más importancia a otros grupos sin ser tan mundialmente conocidos. En el 2010 me sorprendieron para bien unos desconocidos para muchos metaleros, pero famosos a la postre, Porcupine Tree. Menudo espectáculo sonoro a las siete y pico de la tarde con un sol de justicia, sin luces ni telas; cuando el sonido se convierte en nuestros cerebros en imágenes sólidas y llenas de color. Parecido al día siguiente lo de unos veteranos Anihillator que como se suele decir, hicieron las delicias de un público (a las seis de la tarde-calor y sol) que sin aparente conocimiento de los temas tocados, disfrutaban igualmente del espectáculo. A lo que quiero referirme es que cuando la banda tiene buen sonido y buenos temas lo demás no importa. Si un espectador se lleva buen recuerdo de todas las bandas, independientemente del estilo practicado, el nombre del festival gana y se podrá permitir no incluir a grandes estrellas, que actualmente son supernovas a punto de estallar. Claro, que si lo que quieren es vender entradas y solo eso, pues acabaremos viendo a Muse teloneados por Machine Head, aunque se supone que el Sonisphere quiere ser eminentemente metalero. Quizá un cambio de concepto a tiempo ayude a afrontar la crisis que vaticino para este festival. Ya existen ejemplos de festivales que se han ganado una buena reputación gracias a la organización y buen trato a las bandas (
Resurrection Fest en Viveiro-que después de unos años en marcha hay que ver cómo ha evolucionado el cartel; este año lo petan). Pero claro que sí, mientras se pueda, también hay que añadir grandes nombres.
Por añadir una crítica a la organización del Sonisphere, pocos grupos, un solo escenario y sólo un día comprometen su continuidad en el futuro. Para que nos volvamos a fijar en el del año que viene, deberán incluir más grupos y un par de días de fiesta, lo que demostrará en caso de afluencia masiva, que lo importante son las bandas y no el buen nombre del festival; ellos sabrán lo que prefieren.
Salud y alegría.